Hoy en
día son
organizados
por un
comité que
procura
obtener
fondos para
destinarlos
a fines
benéficos.
La fiesta
inicia con
"La Quema
del Mal
Humor", el
cual es
encarnado
por un actor
que, a su
vez,
personifica
a alguna
figura
pública
aborrecida.

Así, poco
después del
medio día se
congregan
todos los
entusiastas
participantes
para dar
caza a este
personaje
que, con
visibles
muestras de
temor, corre
lo más
rápido que
puede, se
escabulle
tantas veces
como le es
posible y se
esconde en
los lugares
más
inverosímiles,
de manera
que el
jolgorio
desatado por
la
persecución
va "in
crescendo".
Finalmente,
cerca del
atardecer,
el tropel de
perseguidores
aprehende al
indeseable
"Mal Humor",
quien es
juzgado
chuscamente
y quemado
sin
compasión
entre todo
un
despliegue
de
detonaciones
y pirotecnia
que tiñe el
cielo con
encantadoras
luces
multicolores,
que se
fusionan con
la profusa
iluminación
de los
alrededores
para
encender los
ánimos de la
concurrencia
que grita
jubilosamente
al unísono:
"¡¡el
carnaval ha
comenzado!!".

Una vez
que el "Mal
Humor" ha
sido
ejecutado y
se ha
declarado el
inicio del
carnaval, la
ciudad se
proclama
como la más
alegre del
mundo, por
lo que todas
las
preocupaciones
y problemas
cotidianos
se olvidan
por completo
y todo el
mundo se
entrega en
cuerpo y
alma al
regocijo de
estar vivo.
Salen a
relucir
antifaces,
gorritos y
serpentinas,
así como la
lluvia de
confeti
sobre el
tumulto que
llena las
calles de
Veracruz
entre
habitantes y
visitantes
que llegan
de todas
partes para
compartir la
alegría del
pueblo
jarocho,
junto con el
que bailan a
lo largo de
sus
principales
calles, ya
sean ritmos
de moda,
danzones
antillanos o
el taconeo
sobre la
tarima de
los típicos
sones y
huapangos,
que
transportan
hasta el
puerto el
alma de la
huasteca o
del
sotavento.

Durante
los días
siguientes
se elige a
las
graciosas
majestades y
a los reyes
feos. El
viernes por
la tarde, su
graciosa
majestad, la
reina de los
festejos,
hace su
recorrido
triunfal
junto con su
corte real
en medio de
una lluvia
de
serpentinas
y confeti,
acompañada
por su
séquito, los
directivos
del comité
de carnaval
y los
cadetes de
la H.
Escuela
Naval "Antón
Lizardo".
Así llega
al
auditorio,
que ha de
convertirse
en palacio
real, en
donde el
gobernador
del estado
le ciñe la
corona y le
entrega el
cetro; acto
seguido, la
soberana
corona a sus
altezas
reales. Al
día
siguiente la
soberana
corona al
"rey feo",
quien por lo
general es
un personaje
popular de
la ciudad
que fue
elegido
democráticamente
desde días
atrás. Junto
a él se
encuentra su
corte,
integrada
por
"princesos y
lambiscones",
que lucen
vestimentas
majestuosas,
inspiradas
en
personajes
de leyenda.
Después de
las
coronaciones,
la "realeza"
desfila por
las calles
junto a
comparsas de
disfraces,
máscaras,
bastoneras y
bandas de
música,
acompañados
de los
desfiles de
carros
alegóricos
en los que
lucen todo
tipo de
atracciones
y
diversiones...
La procesión
avanza con
tal
despliegue
de alegría
que es capaz
de animar al
espíritu más
amargado. El
primer gran
desfile se
lleva a cabo
el sábado
por la noche
y tiene una
duración
aproximada
de cinco
horas,
durante las
cuales las
calles se
inundan con
gente de
cualquier
condición
económica o
social; es
una fiesta
hecha por
todos y para
todos, sin
distinción
alguna.

Adicionalmente
a los bailes
y desfiles,
durante la
feria se
realizan
diversas
actividades
artísticas,
culturales y
deportivas,
las cuales
son
representadas
por algún
reinado, ya
sea una
hermosa
reina, un
rey feo o
incluso un
rey
infantil.
Asimismo
participan
grupos
folklóricos
y musicales,
cantantes,
bandas y
demás que se
dan cita en
el zócalo de
la ciudad o
cualquier
otro sitio
donde haya
gente
deseosa de
diversión.
Otro grupo,
cuya
participación
ya es
tradicional,
es la
delegación
cubana, que
se integra a
los festejos
con
extraordinarios
bailarines,
vestuario
fastuoso y
espléndidos
decorados en
un derroche
de simpatía
que es
recibido con
grandes
aclamaciones.